miércoles, 29 de septiembre de 2010

Sida, VIH, homofobia, prevención, campañas... Hablemos

 Fuente: diariomedico
Treinta y tres millones de individuos en el mundo viven con VIH, pero esta epidemia no trata de números, sino de personas. Las estadísticas no reflejan toda la verdad sobre el VIH, ya que no señalan cómo los aceptan los demás ("La experiencia de no ser aceptado es muy dura y te deja hundido durante mucho tiempo").
De hecho, la última iniciativa institucional sobre el sida en España se enmarca en una preocupación por la expansión del VIH entre los hombres que tienen sexo con otros hombres. Y es que un 38,8 por ciento de los nuevos diagnósticos se da en hombres que han tenido sexo con hombres.
El problema es que cualquier descuido en la prevención es un contexto de riesgo. Por ello, no se puede bajar la guardia. Y no bajar la guardia implica prevención, acción...
Y entre las acciones hemos visto muchas cosas como:
1. La que hace el Consejo de la Juventud con la idea de que El ser humano busca el placer en todo lo que hace
2. El intento desde algunos países de hacer campañas más duras con el fin de llegar donde no se llega, y ejemplo de ello son las últimas campañas francesas, alemanas o chinas que contrastan con otras que podemos ver en este enlace en la que lo positivo y las canciones son la línea a seguir.
3. En esta línea positiva, está este viejo anuncio con pájaros de la Fundación Antisida de España,
  • Cualquier descuido en la prevención es un contexto de riesgo: no se puede bajar la guardia
o la que plantea dónde fijar la atención (preservativo en tu bolsillo)
o la más famosa y más recordada de "póntelo, pónselo"  
o como el anuncio francés con dibujos 
o con imágenes de placer
o utilizando el rap
Ante todo ello, podríamos leer el informe sobre vulnerabilidad y sida en Europa de la Secretaría del Plan Nacional sobre el Sida de la Dirección General de Salud Pública y Sanidad Exterior, en cuya web podemos encontrar campañas de prevención del propio Ministerio.
4. Otras iniciativas de interés son:
  • El concurso de Medios y sida para una nueva imagen social del síndrome.
Y llegamos a la última campaña http://www.vih-hablemos.com/ que le pone cara a siete casos con sus nombres (todos menos uno, reales, lo que indica que el miedo a ser reconocido se va perdiendo). Su lema: VIH/sida. Hablemos... basada en testimonios y con información acerca de la prueba y las medidas de prevención.
Rafa, Kike, Marcos, Quim, Joan, Antonio y Roberto (el único con nombre figurado) cuentan su testimonio sobre aspectos que hacen referencia a la infección por VIH, a la necesidad de hablar de él, de prevenirse y de realizarse la prueba si se ha tenido una práctica de riesgo.
Su imagen es fundamental para invitar al conocimiento de la realidad del VIH: son siete personas de diferentes edades y se han infectado en diferentes momentos de su vida, pero comparten el afán por trabajar la prevención del VIH porque "merece la pena". Su vivencia puede verse en la página web http://www.vih-hablemos.com/. Y dicen ellos:
  • Algunos países han hecho campañas más duras con el fin de llegar donde no se llega
"Si alguien te propone tener una práctica sin condón, siempre tienes que tener en cuenta que eres tú el que decide que lo que es mejor para ti. Siempre hay alternativas: puedes pedirle que use el condón, puedes posponerlo para otro día incluso decirle que no. Merece la pena evitar el VIH".
En las relaciones sexuales, el condón y el lubricante son la mejor protección. Aprende a usarlos y a disfrutarlos. Tu salud, nuestra salud importa.
Para reducir tus riesgos, puedes sustituir prácticas de riesgo por otras que no lo tengan. Elige cuidarte.
Querer a tu pareja es cuidarla. Da igual que sea una pareja ocasional, un chico que acabas de conocer, tu novio o tu marido. Con tu pareja, con todas las parejas, en la penetración utiliza siempre preservativo y lubricante.
Lo peor del VIH es no saberlo. De forma rutinaria, hazte la prueba cada año. No pierdas el tiempo, tu tiempo. Si te has infectado. No pierdas el tiempo, tu tiempo.
Es necesario prevenir siempre que tengas una relación sexual. Solo una es suficiente. Por eso, cuídate. Haz siempre sexo más seguro.
Es evidente que es necesario seguir luchando para detener la enfermedad y no sólo los días mundiales; es crucial hablar y convencer de lo importante que es utilizar el condón en las relaciones sexuales, y las jeringuillas una sola vez; es fundamental dar la cara por los derechos de afectados e infectados para conseguir que no se les trate como culpables, que no se les excluya, que no se les margine, y así puedan vivir más fácilmente. Y, en esa línea, es fundamental seguir luchando contra el estigma, contra la homofobia, contra la etiqueta (basta ver lo que ha pasado en los medios y en Facebook con la escena de dos futbolistas en una imagen cariñosa).
  • Lo peor del VIH es no saberlo
De todas formas, a estas historias llenas de vida y ganas de luchar para facilitar la prevención, a estos ejemplos que nos han acercado a sus vidas, queríamos añadir una historia llena de un conjunto de enseñanzas.
Mi historia, mejor dicho su historia, la de mi hermano, es otra de las que creo vale la pena contar. Yo en ella aprendí a valorar lo importante que es la vida, lo que son las ganas de vivir, el valor de la amistad, o lo que es ayudar al igual.
Duró tres años. Fue un espacio realmente duro, y al mismo tiempo bello. Recuerdo muchas cosas: el día del primer ingreso, la mañana que le dije el diagnóstico, los enternecedores momentos -así los vivía él- de las consultas con Concha, Sión o Jordi en el hospital público, las llamadas para contarme cosas - avances o retrocesos-, sus viajes, sus clases, su lucha por seguir trabajando hasta la semana antes de su muerte, su orgullo porque sus médicos -principalmente su oftalmólogo- admiraban su tesón y su esfuerzo, que le convertía en récord de permanencia en alguna de las patologías asociadas, las riñas que daba a amigos de consulta por dejar de acudir a ellas, las magníficas relaciones que tenía con las enfermeras de la planta, sus regalos, la dedicación hacia él de mi madre, la amistad de sus hermanos y amigos, la conversación que mantuvimos una hora antes de que se fuera, la lucha por seguir tratándose hasta incluso después de haber dicho adiós...
Todo ello, y mucho más, era el reflejo por seguir siendo él mismo, por tratar de vivir con la mayor normalidad posible. Para ello, renunció a pocas cosas, porque creía que la vida vale la pena vivirla. No quería compasión. Quería amistad y amor. Por ello, él se sentía contento de sí mismo. Luchaba por no verse como alguien que tenía la muerte cerca, sino como una persona que seguía viviendo.
  • si no queremos que la realidad sea trágica, luchemos en contra de la insolidaridad con los infectados
Para conseguirlo trabajaba, hacía planes de futuro, escribía sus crónicas en el periódico, daba sus cursos de baile, colaboraba con la galería de arte, viajaba, se compraba mucha ropa para mejorar su aspecto, iba con su moto. En pocas palabras, intentaba ser él mismo. Una persona que quería seguir viviendo y, a poder ser, lo mejor posible, en un contexto social realmente duro y difícil, y en un entorno personal de deterioro de sus fuerzas, de su cuerpo, de su mente...
Pero esta historia, a pesar de los esfuerzos que uno hace para recordar lo entrañable, estuvo llena de dolor y sufrimiento, y de elementos de marginalidad al ir a hacerse la analítica con el punto rojo en el papel o al recibir un tratamiento de forma claramente no confidencial en un hospital privado.
Y si tuvo hermosos momentos que recordar, fue posible gracias a su tesón y fuerza de voluntad (que ponía en muchos momentos los pelos de punta) junto al apoyo social que, creo, le hizo "más fácil" la vida.
Está claro que no todas las historias contables son igual de tiernas, igual de fáciles, igual de bellas. Hay historias más insolidarias, más duras aún, más solitarias, más marginales, con despidos laborales, cierres de fronteras, boicot a profesionales y comerciantes, con vulneraciones de la confidencialidad de diagnósticos o analíticas, con aislamiento por vecinos y amigos e incluso familiares, o con manifestaciones de padres exigiendo la expulsión de un niño seropositivo de una escuela.
  • Luchar contra el sida significa luchar contra el silencio, la crueldad que vemos a veces en la sociedad o la exclusión
Algunas de ellas llenas de ignorancia, desinformación y prejuicios morales. Y si no queremos que la realidad sea trágica, luchemos en contra de la insolidaridad con los infectados y afectados, ayudemos a normalizar el condón en las relaciones, rompamos con los estigmas de que el sida es cosa de los homosexuales o drogadictos o atrevámonos a facilitar jeringuillas a los adictos a drogas por vía parenteral. 
Un pequeño esfuerzo de todos puede ayudar a hacer más fácil la victoria sobre esa plaga médica y social. Luchar contra el sida significa luchar contra el silencio, la crueldad que vemos a veces en la sociedad o la exclusión. Pero también conlleva cambiar hábitos, conductas e incluso ideas. Todo ello hará fácil la lucha por la vida.

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