jueves, 2 de junio de 2011

ALGUNOS LABORATORIOS AVALAN LA VENTA DE MEDICAMENTOS FUERA DE LA FARMACIA

Fuente: pmfarma.com

El Dr. Ricardo Lilloy hace referencia al debate existente en la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires para adherir a la ley Nacional 26567 o desregular la comercialización de medicamentos de venta libre
Hemos participado de reuniones convocadas por la Legislatura porteña donde se debaten proyectos de ley para adherir a la ley Nacional 26567 dando un marco legal, o desregular la comercialización de medicamentos de venta libre.
Dado el apoyo que dieron unánimemente los diferentes bloques en el Congreso nacional a la ley que prohíbe la venta de medicamentos fuera de la Farmacia, suponíamos que en la ciudad de Buenos Aires se daría inmediatamente la adhesión a la norma, tal vez con algún matiz local.


Lamentablemente esto no sucedió. Y a casi dos años, aun se está discutiendo. En reuniones de comisión debimos escuchar argumentos expuestos por los kiosqueros en defensa de sus intereses económicos, con el tragicómico anuncio de la contratación, de su parte, de médicos colombianos (sic) a fin de que los preparen para vender medicamentos, así como de la representante de los laboratorios quien defendió la inocuidad de los productos que se comercializan y la publicidad de los mismos y además su conformidad con permitir la venta de algunos fármacos fuera de las Farmacias.
En ese ámbito presentamos nuestra posición alertando que medicamento de venta libre significa “sin prescripción médica” y no “de venta en cualquier lugar”. Los medicamentos, por sus características y acción, han obligado a las autoridades a dictar numerosas leyes y normas para proteger la salud de la población, exigiendo locales habilitados y controlados por las autoridades sanitarias y supeditándolos a la conducción responsable de un profesional farmacéutico.
Todo esto para garantizar no la inocuidad (ya que esto no es posible y tampoco es el objetivo) sino la calidad, conservación y origen del medicamento, así como la oportunidad de recibir asesoramiento, si se le solicita al farmacéutico, para el buen uso del fármaco.
A estos argumentos sanitarios se nos respondió planteando la falta de comodidad de tener que buscar una farmacia por la noche, lo que incluso en caso de ser cierto, no amerita correr riesgos tales como consumir medicamentos en mal estado, adulterados, vencidos o mal indicados por la ignorancia de los vendedores.
Terminamos la reunión preocupados por el cambio de posición de algunos legisladores, antes defensores de normas sanitarias y de la seguridad de los ciudadanos.
Algunos se expresaron hasta con liviandad sospechosa, por tratarse de personas cultas, abundantemente asesoradas por profesionales de la salud.
Pero en esta controversia hay un sector que no puede alegar ignorancia acerca de los peligros de la no utilización de un canal seguro como la Farmacia: los laboratorios que elaboran los medicamentos. Si hay alguien que hace de la calidad una regla son los laboratorios, quienes tienen normas de Buenas Prácticas Farmacéuticas instaladas en sus procesos, más estrictas aun que las que imponen las autoridades. Hoy se debaten formas más eficaces de monitorear al fármaco para lograr fabricación, distribución y dispensa seguras. Se estudian nuevos excipientes, ya que los fármacos sufren cambios por variaciones de la humedad ambiente, exposición al calor e incluso se estudian envases más herméticos e inviolables para que el fármaco se exponga a estos factores, solo minutos antes de ser consumido. Todos estos aspectos los estudian y desarrollan farmacéuticos de la industria y cuentan, para lograr resultados consistentes, con farmacéuticos en todas las etapas y con una oficina de Farmacia de calidad para la dispensa.
Resulta contradictorio que nuestra industria farmacéutica se empeñe en estos objetivos de calidad, que le han permitido ganar mercados internacionales, y que a la vez algunos toleren que sus gerentes, para cumplir metas comerciales u otras razones, bastardeen el producto final haciéndoles compartir el mismo espacio con golosinas y cigarrillos (en el mejor de los casos).
¿Es solo responsabilidad de los farmacéuticos alertar y combatir estas desviaciones o debieran ser los propios laboratorios, que por acción u omisión dejan a sus productos de venta libre en tan irresponsable descontrol?
Afortunadamente la mayoría de ellos no lo permiten, a pesar de que podrían estar en estos canales no farmacéuticos haciendo negocios. ¿Sabrán las autoridades de los laboratorios internacionales que entraron en el juego del descontrol en la venta libre, que sus afamados productos se comercializan en estas condiciones? En ese caso, ¿lo permiten o solo subestiman a nuestra población y autoridades? ¿Qué piensan estos laboratorios sobre el rol que cumple la Farmacia argentina como eslabón ineludible de todo proceso de calidad?
¿Será que consideran a la Farmacia como una molesta presencia para una visión ultra-mercantil, alejada de toda ética y responsabilidad empresaria?
Quizás entonces estos laboratorios queden expuestos claramente a la vista de los profesionales de la Salud y la sociedad, dado que sus políticas comerciales chocan con el fin social de toda empresa humana, que gana dinero prestando un servicio, especialmente en este caso, relacionado a la salud.

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