Fuente: www.eldia.com
El uso excesivo de ibuprofeno, diclofenac,
aspirina y paracetamol genera serias complicaciones que los consumidores
no suelen conocer
07 de Junio de 2015
Por NICOLAS MALDONADO
Se consumen millones de unidades de ellos por
año en Argentina y en la gran mayoría de los casos sin ningún tipo de
indicación. Y es que su imagen de medicamentos inocuos se encuentra tan
extendida que a nadie se le ocurre considerar siquiera que tal vez
puedan hacer mal. Sin embargo cada vez existen más evidencias de que el
uso indiscriminado de analgésicos de venta libre (como el ibuprofeno, el
diclofenac, el parecetamol y la aspirina) no sólo causa serios
trastornos a la salud sino que puede resultar fatal.
La luz de alerta por los efectos adversos de
los analgésicos de venta libre volvió a encenderse semanas atrás cuando
la Agencia Europea del Medicamento divulgó un informe que advierte sobre
el riego de infartos y accidentes cerebro vasculares asociado al
consumo en altas dosis de ibruprofeno y diclofenac. Pero lo cierto es
que esta advertencia no fue un hecho aislado sino que vino a sumarse a
otras que refieren de hemorragias estomacales y daño hepático por
consumo excesivo de aspirina y paracetamol.
Si bien los riesgos de este tipo medicamentos
conocidos genéricamente como AINES (anti-inflamatorios no esteroideos)
se relacionan con dosis altas y tomas prolongadas, lo cierto es que, al
ser de venta libre, cómo y cuánto se los consume es algo que queda
librado en general al criterio de cada quien. Y como los consumidores
tienden a asociar “venta libre” con “inocuidad” no es infrecuente que se
caiga en dosis peligrosas para la salud.
Pero además, impulsados por fuertes campañas
publicitarias en televisión, los analgésicos de venta libre se han
vuelto a lo largo de las últimas décadas productos de uso habitual.
Tanto es así que los argentinos consumimos un promedio de cinco cajas de
ellos por año, según datos del Instituto de Estudios sobre Políticas de
Salud, donde aseguran que ese consumo se encuentra influenciado en la
mayoría de los casos por publicidades que alientan a la automedicación y
ocultan los daños potenciales que estos medicamentos pueden causar.
INFARTOS Y ACV
Si bien se sabe desde fines de los noventa
que todo este grupo de analgésicos está asociado en alguna medida a
riesgo de infartos y ACV, en los últimos años ha aparecido un montón de
evidencia y documentos que no sólo lo confirman sino que muestran que
entre los más peligrosos se hallan dos de los más consumidos en nuestro
país: el ibuprofeno y el diclofenac. A ellos apunta precisamente la
advertencia lanzada por el Comité de Fármacovigilancia de la Agencia
Europea del Medicamento semanas atrás.
“Cuando ese usan en dosis altas y por tiempos
prolongados, promueven la formación de coágulos en la sangre. Si esos
coágulos se forman en la arteria coronaria, el resultado es un infarto;
si se forman en las arterias del cerebro, lo que provocan es un ACV.
Pero éste es sólo el factor de riesgo vascular que hemos visto en los
últimos años. Ya antes se sabía que en dosis altas también aumentan la
presión arterial y, al favorecer la retención de agua y sodio pueden ser
peligrosos en personas con insuficiencia cardíaca”, explica el doctor
Guillermo Prozzi, médico anestesiólogo y docente de la cátedra de
Farmacología Aplicada de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNLP.
Si bien los más riesgosos de los que se
venden libremente en Argentina son en este sentido el ibuprofeno y el
diclofenac, la amenaza potencial que entraña el último de ellos sería
bastante mayor. Sucede que “mientras que el riesgo en el consumo de
ibuprofeno se da a partir de los 2.400 mg. (lo que equivale a tomar seis
comprimidos de 400 o cuatro de 600 mg.), una dosis que casi nadie suele
tomar, en el caso del diclofenac, el riesgo aparece ya a los 150 mg.
por día (o sea tres comprimidos de 50 o dos de 75 mg., según su
presentación comercial en Argentina) y eso es algo que sí se ve en forma
habitual”, asegura Prozzi.
Lo mismo señala su colega el doctor Gustavo
Marín, docente de la cátedra de Farmacología Básica de la misma
facultad, quien observa “cierta tendencia a consumir de
anti-inflamatorios en exceso sin necesidad”.
Aunque algunas personas llegan a tomar cuatro
o cinco comprimidos de ibuprofeno al día, “el efecto buscado se logra
con una dosis de 1.200 mg. diarios. Tomar más que eso equivale a
aumentar el riesgo de complicaciones sin lograr ningún beneficio extra”,
aclara Marín. De ahí que “la recomendación para el uso de ibuprofeno es
de tres comprimidos de 400 mg. al día por un lapso de tres a cinco
días. Si pasado ese tiempo no se logra controlar la fiebre, el dolor o
la inflamación, hay que volver a ver al médico porque algo anda mal”.
HEMORRAGIAS DIGESTIVAS
Pese a que el riesgo que viene concitando en
los últimos años la mayor atención es el cardiovascular, mucho más
frecuentes y peligrosas son las lesiones en el estómago que este tipo de
medicamentos pueden provocar. Un estudio publicado en el Acta
Farmacéutica Bonaerense en 2012 señala su consumo excesivo como causa
del 40% los casos de hemorragia digestiva. Sin embargo el riesgo que
entrañan no se limita a esta única complicación: también pueden generar
úlceras y perforaciones gástricas.
“El hecho de que puedan comprarse sin receta genera
en torno a ellos una sensación de falsa seguridad. La gente suele
asociar venta libre con inocuidad. Y no es así”
La razón por la cual los AINES pueden dañar
el estómago se debe a que “todos ellos funcionan inhibiendo las
prostaglandinas, unos mediadores que tenemos en los tejidos y que
contribuyen a que la mucosa del estómago se proteja de los ácidos
gástricos. Por eso es que al inhibir este mecanismo, favorecen la
aparición de gastritis, úlceras, perforaciones y hemorragias, una
problema que causa 16.000 muertes al año sólo en Estados Unidos”,
explica el doctor Prozzi.
Aunque todos los AINES producen ese efecto
adverso en una u otra medida, “el más riesgoso entre los que usamos en
Argentina es el ketorolac, un anti-inflamatorio que suelen indicar los
odontólogos y los médicos, y que tiene un riesgo tal que su dosis se
encuentra restringida a no más de cinco días por vía oral. Pero también
la aspirina y el naproxeno, que son de venta libre, resultan riesgosos
en dosis altas”, comenta el médico.
“El único que no provoca hemorragias
gastrointestinales o eventos cardiovasculares es el paracetamol, que
implica otro tipo de riesgo que tampoco es menor: toxicidad hepática”,
señala por su parte el doctor Marín.
“En dosis mayores a 4000 mg. diarios el
paracetamol puede causar un daño tan serio que si la persona no recibe
un transplante se puede morir. Considerando que sus presentaciones en
Argentina alcanzan hasta 1000 mg. por comprimido, hay que ser cuidadoso
al usarlo porque rápidamente se puede alcanzar la dosis tóxica”,
advierte Marín.
UNA FALSA SEGURIDAD
Más allá de que “vivimos en una cultura que
tiende a solucionar todo con medicamentos”, el hecho de que algunos
AINES puedan comprarse sin receta (como es el caso en Argentina del
ibuprofeno, el naproxeno, la aspirina, el diclofenac y el paracetamol)
genera en torno a ellos una sensación de falsa seguridad, entiende
Prozzi. “La gente suele asociar venta libre con `inocuidad`. Y lo cierto
es que si bien los medicamentos que no requieren receta vienen con
dosis disminuidas para reducir sus riesgos, no por eso dejan de tener
efectos adversos peligrosos cuando se los consume sin control”.
A su vez, a falta de información sobre los
riesgos que implica su consumo en exceso, mucha gente tiende pensar que a
dosis más altas, mayor es su efectividad. “Mucha gente cree que su
eficacia contra la fiebre, el dolor o la inflación aumenta si se los
toma más seguido o en mayor cantidad; y no es así: lo único que se logra
de esa forma es aumentar el riesgo no la efectividad”, explica el
doctor Marín.
Lo cierto es que la forma en que estos
productos suelen ser publicitados en Argentina no ayuda precisamente a
evitar un uso irracional. A pesar de que la Asociación Agentes de
Propaganda Médica ha presentado en los últimos años varias denuncias
ante la ANMAT por publicidades de analgésicos de venta libre que
alientan su consumo abusivo y sin control, cada año al llegar el
invierno este tipo de campañas vuelve a tener espacios promocionales en
programas de radio y televisión.
“Los adultos mayores, los que más AINES
consumen por el hecho de que suelen sufrir artrosis y otras patologías
que causan dolor, son a su vez quienes más riesgo corren - advierte el
doctor Prozzi-. En ellos la posibilidad de sufrir complicaciones
gástricas o cardiovasculares por un consumo inadecuado puede ser hasta
cinco veces más alta según su edad”.
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