domingo, 10 de octubre de 2010

REPRODUCCIÓN ASISTIDA Y SALUD: CONSIDERACIONES BIOÉTICAS


AUTORES:
* Colacci Romina Elizabeth.
* Ferro Ariella Veronica
* Iudica Celia
* Musa, María Laura
* Poli Maria Noelia
* Zanier Justo
La pareja frente a la dificultad grave en la concepción, puede entrar en
duelo y resignar (resignar-se) o reapropiarse de lo perdido (como intento de
reparación), apostando a métodos de fertilización asistida.
Las técnicas de reproducción asistida comprenden aquellos
procedimientos técnicos que facilitan una o varias de las etapas que requiere la
reproducción humana. Las implicancias éticas, legales, medicas, psicológicas
de estas tecnologías son diversas y profundas.
Las etapas del proceso reproductivo que pueden ser asistidas
biológicamente son varias, comprendiendo el desarrollo y maduración de los
folículos ováricos que contienen las gametas femeninas, la obtención de una
fracción seminal apta para la fecundación, el proceso de fertilización o
fecundación propiamente dicha, y el desarrollo embrionario temprano. Métodos
de fertilización asistida que se realizan dentro del cuerpo de la mujer, o en
forma externa y luego son transferidos.
Todas ellas conllevan en mayor o menor medida la manipulación de
gametas o embriones. Estas células sexuales pueden ser propias de la pareja
asistida en sus dificultades para la procreación, o bien involucrar gametas de
donantes externos. Esto representa una pérdida de continuidad genética entre
la pareja tratada y su descendencia, de naturaleza uni o bilateral. En estos
casos las técnicas asistidas incluyen un tercero cuando el desarrollo del
embrión procede en una mujer donante de su útero para la gestación o en la
donación de semen.
Las tecnologías descriptas superan los límites carnales, se vuelven
marcas, son verdaderos hechos subjetivantes y hasta dadores de identidad del
sujeto por venir. Si bien son dos los cuerpos intervenidos por las tecnologías,
son al menos tres las subjetividades afectadas por ellas, y en algunos casos
más (donantes).
El/la donante pasa a ser parte de las fantasías de la pareja. ¿Quién es?,
¿Qué aportará al hijo por venir? Hay otro, que provee de aquello que la pareja
no puede aportar para la concepción. Es un “ausente presente”, sin su
intervención no hay embarazo posible en estos casos.
Quienes consultan, en general se presentan como una pareja
emocionalmente estresada, y en muchos casos nos encontramos con personas
que llegan a la escena médico-psicológica atravesando un período de deterioro
emocional y psíquico con alteraciones en sus relaciones afectivas, familiares y
sociales, luego de haber transitado por múltiples instancias clínicas, estudios
algunos más cruentos que otros, con información no siempre adecuada, pero
sin duda con preguntas, angustia y frustración al no poder cumplir con el deseo
de concretar un embarazo.
La infertilidad implica una crisis que sin duda genera stress individual y
en la pareja. Hay aspectos conjuntos y otros individuales. Ambos son parte del
problema pero lo atraviesan y son atravesados de manera singular, con
diferentes modalidades y recursos.
Frente a la dificultad los cuerpos toman un protagonismo diferente. El
deseo pierde su lugar central para concentrarse en fechas, ritmos,
temperaturas, lenguajes específicos, que hasta el momento se desconocían.
Las dimensiones de la vida física y psíquica de cada integrante se ven
comprometidas: la autoestima, la seguridad personal, la comunicación de la
pareja, el placer sexual mismo puede verse afectado al quedar supeditado a
“los momentos más fértiles”, pasando a ser el encuentro sexual casi “un
trabajo”. La intimidad, la independencia y la privacidad se ven invadidas.
Quedan expuestos.
En nuestra cultura, la concepción natural del hijo es un acto que se da
en el seno de una situación de índole privada, íntima de la pareja. Sin embargo
cuando se ve dificultada y supone la intervención de tecnologías médicas, la
barrera que separa lo público y lo íntimo se diluye, quedando la búsqueda de la
descendencia atravesada por vectores que poco tienen que ver con el deseo
de hijo.
La escena asistida por la tecnología cobra protagonismo por sobre la
escena deseante. La escena primaria, tan desarrollada por el psicoanálisis
como fundamento en la estructuración psíquica desaparece con su importancia
simbólica, dando lugar a la escena tecnológica, donde principios como la
intimidad o la exclusión de terceros se quiebra.
Los técnicos implican de por sí una terceridad. Intervención de terceros
que es leída muchas veces como “milagrosa” en el lugar del poder y el saber
médico (Giberti). La pareja infértil (uno u otro) queda despojada de potencia,
infecundos, ante las posibilidades tecnológicas.
El discurso médico, deja de lado muchas veces atravesamientos
fundamentales que implican el proyecto de filiación. Atravesamientos legales,
psicológicos, bioéticos. Enfocar la problemática desde la inter-disciplina los
implica dado que la maternidad-paternidad superan los componentes biológicos
y médicos.
En la conjunción de factores genéticos, biológicos, psíquicos,
socioculturales, se generan diferentes modos de engendramiento y nacimiento.
Pero estos distintos modos inscribirán huellas en la multi-determinación que
hacen a la constitución psíquica del niño/a por venir, la forma que adopta el
origen biológico, hechos y significaciones productoras de subjetividad, que
demarcaran el lugar que desde la mirada materna, paterna, familiar, social, y
de la identidad que ese infante tendrá.
“La trama identificatoria marca al hijo aún antes de su concepción y
nacimiento, desde el proyecto de hijo que cada pareja gesta. Será nombrado
como hijo ya sea que éste haya nacido por relaciones sexuales en esa pareja o
por otra dado en adopción o por fecundación asistida, ya sea de gametos de la
pareja o por donación de semen o de óvulos. Es decir que la filiación está
ligada a lazos de parentesco con una Ley que marca lo permitido y lo prohibido.
Las relaciones humanas se rigen por normas culturales y no por leyes
naturales”.
1
Nos encontramos frente a un panorama complejo, que despierta más
preguntas que respuestas. La primera niña conocida como “bebé de probeta”
1
Abraham de Cúneo, Lidia. “Donación de semen y adopción”. En Actualidad Psicológica Abril 2006.
tiene en la actualidad alrededor de 30 años (Louise Brown). Por tanto es un
campo en el cual recién pueden empezarse a estudiar las consecuencias,
campo de investigación profesional creciente y necesitado de exploración.
Conocer cuáles son las realidades de cada hombre, cada mujer, cada niño o
niña atravesado por las nuevas prácticas tecnológicas y las marcas que se
instalarán progresivamente en las nuevas subjetividades nos sitúa en la
necesidad de buscar respuestas e intervenciones innovadoras.
En las diferentes disciplinas se abren múltiples interrogantes:
¿Qué sucede en estos nuevos nacimientos con el derecho a la identidad?
¿Con respecto al bebé por nacer, estas prácticas exceden el principio de
autonomía?
¿Qué marco legal demandan este tipo de prácticas?
¿Es “correcto” procrear después de muerto? ¿Qué pasa con el psiquismo de
un niño que nace varios años después de fallecido su progenitor?
¿Le corresponde al sistema de salud cubrir los gastos que estos tratamientos
ocasionan, si la esterilidad es conceptuada como patología?
El campo presenta una terminología mercantilista: donación de…
alquiler… banco de… etc. ¿La salud es un bien de mercado?
¿Los pacientes se vuelven clientes que deben pagar estas intervenciones
como actos milagrosos?
La conservación de embriones, hace que vidas gestadas un mismo día puedan
nacer (o no) con anos de diferencias:
¿Qué hermano es mayor? ¿Se conocerán esos hermanos? ¿Sabrán de su
vínculo fraterno?
Como profesionales de la salud no podemos permanecer fuera de este
acontecimiento biotecnológico, que se constituye en un verdadero portavoz de
cambio en la subjetividad.
Sostener el valor de incluir la verdad, gestar nuevas herramientas,
ofrecer espacios donde acompañar y elaborar las implicancias subjetivas de los
cambios tecnológicos en estos nuevos modos de ser padres y madres,
preservar el lugar psíquico del niño /a por venir serán campos donde instalar
éticamente nuestra responsabilidad profesional.
Coincidimos con Piera Auglanier quien plantea que:
paternidad y la filiación no pueden reducirse a un criterio exclusivamente
biológico, ya que estamos marcados por lo simbólico mucho antes de nacer y
lo fundante de nuestra identidad es el cumplimiento de las funciones materna y
paterna. Independientemente de las particularidades de su concepción, el lugar
que ocupara el niño estará siempre en relación con el deseo y el discurso de
los padres. Finalmente será el amor y el sostén que reciba el niño, lo que le
brindara la estabilidad que necesita para alcanzar su madurez psíquica y
sexual y el acceso a la subjetividad adulta.”
“la maternidad, la2
Bibliografía
Eva Giberti, “Fertilización Asistida ¿Hijos Agámicos?”
Luisa Baron, “Aspectos psicológicos de la ovodonación”.
Mirta Videla, “Violencia, deslizamientos y riesgos en reproducción
artificial”.
Marta Alterman, “Clínica de la fertilización asistida”.
Actualidad Psicológica Año XXIV Nro. 271:
Abraham de Cúneo, Lidia. “Donación de semen y adopción”.
Actualidad Psicológica Año XXXI Nro. 340:
Bioética Cotidiana”. Ediciones Suarez, Mar del Plata, 2009.
Grupo BIOGESA, Facultad de Psicología. UNMDP. “Cuestiones de
Figuras en Mutación”. Ed. Biblos, Buenos Aires, 2005.
Denise Najmanovich, “El juego de los vínculos. Subjetividad y redes:2 Luisa Baron, “Aspectos psicológicos de la ovodonación

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Haga su comentario aquí. El mismo será publicado pero no podrá ser respondido

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.