Parece que la televisión recicla en espectáculo las debilidades y la desesperación de la gente. Últimamente hemos visto en Antena 3 el programa Invisibles, de Famosos a mendigos, que ha generado un profundo malestar de Cáritas y de una docena de ONGs por utilizar la dramática realidad de las personas sin techo para producir un docu-reality con la colaboración de un reparto de personajes públicos que acceden a convertirse por unos días en personas sin hogar sin otra finalidad que ofrecer a la audiencia un producto orientado exclusivamente, una vez más, a convertir en espectáculo la realidad de la exclusión social. Todo vale, parece.
- 'Soy adicto' rentabiliza la parte oscura de la gente. No hay ninguna garantía de curación, sólo de espectáculo
Es importante decir que la heroína ha sido avalada por la Unión Europea afirmando que la dispensación controlada de heroína es "eficaz, segura, coste-efectiva y puede reducir la criminalidad asociada al consumo de drogas y mejorar la salud de los pacientes". Asimismo, es necesario comentar que desde la producción del programa After hours se contactó con la EASP para ver la posibilidad de realizar este programa Colocados con los pacientes del proyecto Pepsa que hemos llevado a cabo. Al final decidieron ellos no hacerlo con nosotros. Visto el programa creo que no hubiera funcionado.
Junto a ello, las drogas han sido tratadas en el programa Hermano mayor, de Cuatro, con Pedro García Aguado. En este programa se han abordado casos de chicos que están al límite y que han vivido experiencias que han condicionado su manera de ver el mundo y sólo pueden relacionarse con los demás de manera agresiva. Gracias a Hermano mayor, reciben una última oportunidad para reconducir su vida.
Algunos patrones se repiten en los distintos casos. Son chicos desmotivados, sin proyectos, sin perspectivas de futuro. No consiguen mantener ninguna disciplina y convierten la convivencia familiar en un auténtico infierno. La mayoría comenzó a tener comportamientos marginales desde muy jóvenes: coqueteo con drogas, falta de proyectos personales, negación de referencias familiares, y, sobre todo, angustia y ninguna autoestima.
- La alternativa institucional y alejada de la realidad cotidiana puede servir a algunos. Pero no sé qué pasará cuando vuelvan a su entorno
Momentos de David, que tiene 20 años y es de Madrid. Su adicción es al cannabis. Empezó a fumar porros a los 13 años. De Esther, que tiene 23 años y es de Segovia. Es adicta a la heroína, la cocaína y el hachís. De José, que tiene 29 años y es de Córdoba. Hace menos de un mes que ha reconocido su adicción al alcohol, la coca y el bingo. De Juan Antonio, que tiene 35 años y es de Ermua (Vizcaya). Consume cocaína, heroína y actualmente está en tratamiento con metadona. De Juan Ramón, que tiene 35 años y es de Vinaroz (Castellón). Ex tenista profesional y empresario. Adicto a la coca desde los 21 años. De Erick, que tiene 26 años y es de Santander. Para él, el hachís es tan necesario como el comer. De Gemma, que tiene 22 años y es de Madrid. Es politoxicómana (heroína, cocaína, y pastillas) y vive en la calle. De José Juan, que tiene 22 años y es Alicante. Se gasta unos 1.000 euros al mes en cocaína. De Ramón, 36 años, Palma de Mallorca. Adicto al alcohol y al juego. Calcula que se habrá gastado unos 300.000 euros en el juego. De Samuel, que tiene 20 años y es de Puertollano (Ciudad Real). Es adicto a la heroína. Cree que su consumo es, en parte, un acto de rebeldía.
Y el efecto dramático de este programa se completa con un intercalado de declaraciones grabadas de madres, padres y familiares cercanos: "He deseado su muerte"; "Al verle tendido, drogado, fui a la cocina y cogí un cuchillo para matarle". Testimonios, desesperación en sus palabras y el discurrir de sus vidas como la de sus familiares, espectadores de la destrucción de sus hijos, hermanos, novios.
Es evidente que es un programa que rentabiliza la parte oscura de la gente. Ante ello, habla de curación. No hay ninguna garantía de ello, sólo la garantía del espectáculo, espectáculo consentido con público presente... Por si esto fuera poco, la cadena adelantó carnaza de programas posteriores con violentas discusiones, gritos a cámara, abandonos, lloros, terapias de grupo desgarradoras y frases antológicas del estilo de "como me sigas con la cámara te meto una hostia". Ahí es nada. Droga dura.
Y todo ello con un grupo de profesionales (equipo profesional con un asistente social, un médico y un psicólogo) de la Fundación Girasol, que apoya, asesora y trata médicamente a los drogodependientes, con el objetivo de mostrar que "el problema de la drogadicción sigue existiendo" y que "se puede dejar la droga con ayuda terapéutica". Afirman que los pacientes "no van a salir curados de esta experiencia televisiva". "Tendrán que continuar trabajando después". Lo cual es totalmente lógico
Pero esta experiencia no va a ser nada fácil. Lejos de su entorno habitual, se someten a una serie de terapias y actividades, tanto de grupo como individuales, en las que analizan las causas y consecuencias de su adicción. Pienso que la alternativa institucional y alejada de la realidad cotidiana puede servir a algunos. Pero no sé qué pasará al volver. La realidad y la vida diaria después pueden ser más duras. No sabemos si algunos de nuestros lectores lo habrá visto. A nosotros, el verlo y verlos, nos generó dudas, preguntas, cuestiones...
1. ¿Se pueda aplicar un programa como este a la vida real?
- Aunque resulte duro y chocante, la heroína es un buen medicamento y está comprobado científicamente
3. ¿Alguien puede sorprenderse de que surjan problemas en un entorno como el planteado?
4. ¿Es posible que en un mes de internamiento estas personas vayan a recuperarse?
Pero este duro esfuerzo, sin cámaras, aunque con mucha atención mediática, la hemos vivido en el Pepsa, proyecto de heroína de la Junta de Andalucía, un proyecto exitoso que ha demostrado -junto a los proyectos suizo, alemán, holandés y canadiense- que la heroína es segura y eficaz para pacientes que han fracasado en anteriores tratamientos.
Oír los testimonios, palabras y reflexiones de los pacientes de heroína creemos que puede ser explicativo del tema. No es necesario para la eficacia salir en la tele ni ser objeto de espectáculo. Ellos y ellas han triunfado por darles un entorno de dignidad y profesionales formados, ilusionados y motivados
En primer lugar al inicio del proyecto.
En segundo lugar, al finalizar el ensayo clínico de nueve meses.
En tercer lugar a los dos años,
Y ahora a los cinco años
Vale la pena ver y oír la historia, conocer el proyecto, saber de sus sensaciones.
Utilizar la heroína como medicamento para mejorar la salud, la calidad de vida de pacientes y familiares a punto de caer al precipicio de la muerte por culpa de las drogas es el medio para conseguir el objetivo; mejorar la calidad de vida y si es posible dejar las drogas. Aunque resulte duro y chocante, la heroína es un buen medicamento y está comprobado científicamente y en revistas internacionales y de prestigio. ¿Cuánta gente se podría beneficiar de este tratamiento en Madrid, Barcelona, Valencia, Palma de Mallorca, Bilbao?
La televisión aprovecha las carencias, los defectos, los vicios, las debilidades. Lo que antes se ocultaba, hoy se exhibe. Lo que antes se disimulaba, hoy se transmite. Nosotros queremos transmitir que el mejor tratamiento es la dignidad, una mezcla de un medicamento llamado heroína, profesionales motivados, un buen centro y apoyo profesional interdisciplinar. Un proyecto que nos permitió oír: "Soy un paciente que necesita un tratamiento como enfermo crónico que soy, en mi ambiente, en mi vida, con mi familia...".
Fuente: Diario Médico
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