Redacción / Madrid
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viernes, 26 de julio de 2013 / 13:25
La Sociedad Española de Farmacología (SEF)
rechaza las declaraciones de "supuestas 'alternativas terapéuticas
equivalentes' (ATEs) entre medicamentos distintos que se definan
siguiendo criterios económicos, pero que no se basen en sólidos
argumentos científicos". Así lo ha expresado en un manifiesto hecho
público este lunes con el que quiere hacer llegar a las autoridades
sanitarias, a la comunidad científica y a toda la sociedad "su opinión
ante iniciativas que están surgiendo sobre la selección de 'Alternativas
Terapéuticas Equivalentes' en algunos grupos farmacológicos, por el
hecho de compartir alguna indicación terapéutica".
Según
explica el comunicado, el que un determinado número de medicamentos se
clasifique en un mismo grupo terapéutico o comparta una misma indicación
terapéutica, "no supone que se puedan considerar 'alternativas
terapéuticas equivalentes' ni de eficacia o seguridad similares en el
paciente individual". Según explican, los medicamentos clasificados
dentro de un mismo grupo terapéutico comparten, en la mayoría de los
casos, las indicaciones e incluso los efectos indeseables, lo que se
denomina efecto de clase, sin embargo "en muchos casos se diferencian en
aspectos tan sustanciales como sus características farmacocinéticas,
interacciones, perfil de seguridad e, incluso, indicaciones
específicas". Es más, según explica la SEF, aún cuando dos medicamentos
hubieran presentado la misma tasa de eficacia en la media de los
pacientes incluidos en el ensayo clínico, "en un paciente concreto
podrán tener distinto perfil de beneficios y riesgos, puesto que los
pacientes son diferentes entre sí". Además, los pacientes pueden
presentan distintas enfermedades concomitantes, recibir otros
medicamentos al mismo tiempo, o responder de forma distinta a dos
medicamentos, asegura la SEF.
Evidencia científica
Para
evitar todos estos riesgos, los farmacólogos consideran que la
equivalencia terapéutica "debe estar basada en la mejor evidencia
científica, que incluye ensayos clínicos diseñados con dicho fin", de
acuerdo con directrices internacionales y utilizando una metodología
definida de antemano y dirigida a este propósito. Además, consideran que
la designación de ATEs debe ser competencia legislativa exclusiva del
Estado, por lo que "debe de ser la agencia reguladora Agencia Española
de Medicamentos (Aemps), de acuerdo con directrices/guías
internacionales, quien determine las equivalencias y su uso "debe de
apoyarse en guías terapéuticas consensuadas a nivel nacional e
internacional".
La Sociedad
Española de Farmacología continúa explicando que el médico es el único
profesional sanitario que tiene la responsabilidad para prescribir el
mejor tratamiento posible, a partir de la mejor evidencia científica y
teniendo en cuenta las características de cada paciente y las
alternativas terapéuticas disponibles, por tanto, "debe individualizar
el tratamiento atendiendo a las características de cada paciente". Para
facilitar este objetivo, existen guías de práctica clínica, documentos
de consenso y recomendaciones por parte de las sociedades científicas y
otros organismos internacionales, convenientemente avalados, y que
sirven para orientar a los profesionales y garantizar de este modo la
terapia más adecuada.
Por último,
la SEF considera que el uso de ATES "mermaría el arsenal terapéutico,
menoscabaría el valor de la innovación y limitaría la capacidad del
médico para prescribir a cada paciente el medicamento que considere más
adecuado".
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