sábado, 21 de mayo de 2011

"ROCHE NO ESTÁ EN CONTRA DE LOS BIOSIMILARES"

"Roche no está en contra de los biosimilares"

Fuente:roche.com.uy
09/05/2011
Así lo afirmó el experto alemán en bioquímica, Dr. Thomas Schreitmüller, en el marco de una conferencia que dictó en Montevideo el pasado 24 de febrero ante un grupo de profesionales uruguayos de diferentes especialidades médicas y químicos farmacéuticos.
Schreitmüller es diplomado y doctorado en Bioquímica de la Universidad de Munich y se desempeña como Líder de Políticas Estratégicas de Reglamentación Técnica para la UE y el resto del mundo en el área de productos biotecnológicos de F. Hoffmann-La Roche Ltd.
La conferencia impartida tomó como centro de referencia “Las guías de la OMS sobre medicamentos biotecnológicos similares: sus implicancias en la práctica clínica, en la práctica farmacéutica hospitalaria y en las regulaciones sanitarias ”.
Durante su exposición, Schreitmüller se refirió a los complejos procesos de producción de los biofármacos, a la importancia de los ensayos clínicos y a las guías para el registro y uso de los medicamentos biológicos.

Entre otras consideraciones, resaltó que el marco normativo en América Latina para los medicamentos biológicos similares “es muy malo” ya que no se diferencia de los medicamentos estandar o pequeñas moléculas , por lo que se impone que los organismos reguladores “actúen para diseñar reglamentaciones correctas a fin de que sean aplicadas” a la brevedad.
Dijo además que para un proceso de manufactura de un producto biotecnológico se necesitan controlar “más de 60.000 parámetros”, lo que exige “experiencia, pericia específica y un cumplimiento estricto con las buenas prácticas de manufactura”.
“Debe emplearse estrategias analíticas que sean suficientemente sensibles como para detectar diferencias entre el producto original y el biosimilar”, indicó Schreitmüller.
A continuación extraemos parte de la conferencia dictada en el Sheraton de Montevideo por el experto alemán.
“Cuando hablamos de productos biotecnológicos, estamos hablando de otra dimensión si lo comparamos con las moléculas pequeñas. En general, los productos biotecnológicos son proteínas, aproximadamente de 100 a 1.000 veces más grandes que las moléculas pequeñas.
Pero no es solamente un tema de tamaño, sino también de estructura. Estas proteínas tienen una estructura tridimensional que no es rígida, sino que puede cambiar su conformación, es decir son flexibles; ello quiere decir que estas proteínas son muy sensibles a las condiciones ambientales. Pueden modificarse con facilidad y de hecho pueden perder su funcionalidad”, afirmó Schreitmüller al inicio de su exposición.
Seguidamente, dijo que “algunas de las cosas que pueden ocurrir con las proteínas durante su síntesis en la célula manipulada es que los residuos de metionina pueden oxidarse. También puede producirse una desamidación, como en el caso de las asparaginas que se convierten en ácido aspártico. Y todo esto ocurrirá con estas moléculas, durante la síntesis dentro de la célula Esto quiere decir que cuando abrimos un vial, un frasco- ampolla, no tenemos un solo tipo de moléculas sino varios tipos diferentes de moléculas relacionadas estructuralmente.
Indicó que a diferencia de lo que ocurre con las moléculas pequeñas, las proteínas poseen la propiedad de inducir la inmunogenicidad, “la que solamente podemos constatar a través de los ensayos clínicos previos a su registro para mercadeo.
“No existe método analítico que sea capaz de predecir si una determinada proteína es inmunogénica en un paciente”, enfatizó.
“Cuando en el preparado se tienen agregados, es decir moléculas proteicas que se pegan unas a otras, pueden activar a la célula B, la que fabricará anticuerpos. Con todas esas modificaciones, una proteína puede sufrir oxidación y desamidación, lo que podría generar que se formen nuevos epitopos y que el sistema inmunitario reaccione formando los anticuerpos”, señaló el experto.
SEGURIDAD Y CONTROL.
En torno a la seguridad de los productos, Schreitmüller citó las conclusiones de un estudio de Schellekens derivados de datos referidos a la inmunogenicidad de Interferón, de diferentes fabricantes en diferentes formulaciones.
“Esos datos mostraron que había grandes diferencias que dependían mucho de la calidad del producto. En resumen, los métodos analíticos actuales no pueden predecir la inmunogenicidad. Las moléculas proteicas son mezclas muy complejas, sensibles y heterogéneas. Y cada entidad molecular de esa mezcla está caracterizada por propiedades físicas, químicas y biológicas específicas, por lo que cualquier alteración de la composición de esa mezcla puede afectar al paciente, pues altera la eficacia y seguridad del producto”.
Por tanto, advirtió que la clave está en “controlar los procesos de manufactura de una molécula”.
“Para ese proceso de manufactura de una molécula pequeña, ustedes tienen que controlar por lo menos 4.000 parámetros. Pero para un producto biotecnológico hay que controlar más de 60.000 parámetros, para que en definitiva la mezcla sea reproducible. El proceso de manufactura para un producto biotecnológico es una secuencia compleja de pasos críticos que exigen experiencia, pericia específica y un cumplimiento estricto con las buenas prácticas de manufactura ”, indicó.
Seguidamente, remarcó que Roche “no está en contra de los biosimilares”, pero enfatizó respecto a la importancia de los ensayos clínicos en la protección de los pacientes, ya que estos ensayos son los únicos que pueden determinar que esos preparados que quieren ser considerados biosimilares son seguros y eficaces como el original.
Para ilustrar la afirmación Schreitmüller, se remitió al año 2006, concretamente a un taller que se realizó en París, donde acudieron representantes de la industria farmacéutica, de los organismos reguladores y de la industria de los genéricos.
“Recuerdo que durante el taller se puso de pie el director de un hospital y dijo: necesitamos estos productos biotecnológicos, pero necesitamos que se abaraten, sino a la larga no vamos a poder suministrarle más a nuestros pacientes.
Y es verdad -señaló Schreitmüller- hay un mercado para estos productos, pero no a cualquier precio, especialmente cuando estamos hablando de la seguridad de los pacientes. Por eso digo que todos los sectores interesados de la industria farmacéutica, así como los organismos rectores, coinciden en la necesidad de que los medicamentos biológicos cuenten con la garantía de los ensayos clínicos. Y en este aspecto soy muy franco: las compañías que se niegan a esta realidad, no son serias”.
REGULACIONES.
Respecto a las consideraciones regulatorias sobre biosimilares, citó en primer término las directrices de EMA que establece que debería reconocerse que los productos medicinales biológicos similares no son productos medicinales genéricos.
Dijo que esa apreciación se basa en que los biosimilares necesitan su propio desarrollo y tienen que demostrar perfiles similares en calidad, seguridad y eficacia. “De no ser así, la EMA no cataloga a ese producto como biosimilar”, señaló.
Sobre los sistemas normativos que imperan en Europa, contó que algunos refieren específicamente para biosimilares sobre temas clínicos y no clínicos, con anexos que son específicos para cada producto.
“La prueba de similitud para los biosimilares se basa en un dossier que lo compara con el producto de referencia, siempre sobre un ensayo cabeza a cabeza, pero reduciendo las exigencias sobre los ensayos clínicos, no eliminándolos. La OMS comenzó en abril de 2007 con este proyecto cuando advirtieron que se imponía tomar medidas al respecto, por el eventual peligro que encerraba que los pacientes recibieran copias que se desarrollan de la misma manera que las moléculas pequeñas”, afirmó.
“En tal sentido, se establece que el ensayo clínico debe realizarse con el material que proviene del proceso final. Adicionalmente, debe demostrarse seguridad y eficacia, comparable con el producto de referencia, empleando estrategias analíticas que sean suficientemente sensibles como para detectar diferencias entre el producto original y el biosimilar”, resaltó Schreitmüller.
Sobre este punto, destacó también la importancia de la fármacovigilancia para los biosimilares. “A partir de un plan de vigilancia de riesgo los reguladores tendrán que establecer un sistema adecuado para asegurar la identificación específica de estos productos. La información de la receta y el etiquetado tiene que estar identificado claramente en el prospecto del medicamento y ante las autoridades sanitarias”.
NORMATIVA.
Respecto a las normas referidas a los biosimilares, dijo que en América Latina la situación es “muy mala” respecto a las copias de productos.
Aludió a un trabajo del profesor José Cousiño de Chile , sobre quien dijo realizó una investigación en la que encontró que en 180 registros sanitarios para productos biotecnológicos de todo el espectro, ninguno había sido aprobado con alguna exigencia específica para biosimilares, sino aprobados en base a exigencias que se impone a las moléculas pequeñas de síntesis química, por lo tanto no se exigieron en estas aprobaciones ensayos clínicos.
“Esta es una situación en la que los organismos reguladores tienen que actuar. América Latina necesita que se diseñen reglamentaciones correctas para ser aplicadas”, aseguró.
CONCLUSIONES.
Al final de su conferencia, el experto concluyó:
  • “Es imposible caracterizar los atributos de calidad de los productos biotecnológicos de forma completa, simplemente basándose en los análisis físico-químicos, porque sencillamente no pueden separarse millones de variables”.
  • “Es imposible arribar a un predicción completa del impacto que van a tener las diferencias estructurales esperadas sobre la seguridad clínica y eficacia de los productos; siempre vamos a ver diferencias”
  • “El modo de acción in vivo de muchas proteínas es complejo e implica contribuciones de múltiples mecanismos potencialmente diferentes en indicaciones diferentes, como por ejemplo es el caso de Rituximab atendiendo a su modo de acción en Artritis reumatoidea (supresión de citoquinas articulares) versus los pacientes con Linfoma No Hodgkin (inducción de muerte celular)”
  • “ Los datos clínicos y preclínicos pertinentes, integrales y comparativos deberán ser exigidos para la aprobación de los productos biosimilares en el dossier de registro y en muchos casos no se podrán realizar extrapolación de indicaciones y se necesitarán datos clínicos adicionales para cada indicación”.
  • “A los organismos regulatorios nacionales se les deberá exigir que ejecuten una vigilancia a fin de determinar un marco normativo adecuado para dar las licencias de los biosimilares".

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